El Hotel Urban ha estado esta semana genéticamente revuelto con la visita de un grupo de madres e hijas que participan en Madrid en un acto organizado por Sony Xperia, y que consiste en que cuatro jóvenes homenajearán a sus madres capturando lo mejor de ellas a través de un nuevo modelo de teléfono para después exponerlo.
Hasta aquí no parece suficiente para que el patio esté tan revolucionado, toda hija debería homenajear a su madre sin que ello se convierta en un evento mediático. Sin embargo, en esta ocasión, se trata de cuatro madres famosas por sus trabajos, grandes actrices, diseñadoras, modelos o bien casadas, actividades que a veces combinan y muy bien, y sus respectivas hijas que comienzan su propia trayectoria en similares o distintas disciplinas.
Así, Nastassja Kinski y Sonja Kisnki; Angela Molina y Olivia Molina; Lydia Delgado y Miranda Makaroff; y Maria Eugenia Fernández de Castro y Brianda Fitz-James Stuart han pasado esta semana por el Hotel Urban, donde algunas se han alojado y donde han concedido entrevistas, se han dejado fotografiar, maquillar y peinar, y han hablando del pasado y del presente, de sus éxitos y de sus perspectivas de futuro y de lo monas que son las hijas y lo buenas que son las madres.
Nastassja es hija de Klaus Kinki, ese actor tan idolatrado como odiado, que nunca dejó indiferente a nadie y de quien parece que sólo Claudia Cardinale conserva buenos recuerdos. De él, Nastassja heredó, aunque le pese, los ojos y algo de su talento interpretativo, que ella suavizó con el tiempo. Mito erótico en los 80 y protagonista de polémicos desnudos cuando era muy, muy joven, ha participado en numerosas películas, algunas para recordar y otras para olvidar, y en la actualidad, camina un poco perdida respecto a su carrera de actriz. Por su parte, Sonja, la hija que Natasha tuvo con el productor egipcio Ibrahim Moussa, empieza a despuntar ahora como modelo y actriz y esa mirada Kinski que tiene le garantiza un futuro prometedor.
Angela Molina es hija también de famoso, cantaor en este caso, Antonio Molina, pero sobre todo esla Molina,la Angela Molina de ‘Las cosas del querer’ y de tantas otras cintas históricas del cine español. Angela Molina es una de esas “grandes damas”, aquellas por las que el tiempo también pasa pero de manera distinta que por el resto de mortales, y su aparición en cualquier escenario o película, por corta que ésta sea, garantiza el estado de shock emocional. Su hija, Olivia Molina es también actriz, joven y guapa, y al igual que las Kinski, comparte mirada expresiva con su madre, aunque no la voz, la de Angela que a algunos tanto nos gusta y que incluso inmortalizó a dúo con el mismísimo Moustaki.
GENETICA REBELDE
En el caso de las otras dos parejas de madres e hijas que esta semana han pasado por el Hotel Urban, cierto toque de rebeldía sería la cualidad que más les caracteriza.
Miranda Makaroff sigue los pasos de su madre, Lydia Delgado. Las dos diseñan ropa pero no se trata de un relevo generacional. Lydia sigue fiel al espíritu couture, romántico, ensoñador y sensual que ha caracterizado su ya larga trayectoria en el mundo de la moda, mientras que Makaroff aporta a todo ello un toque desvergonzado, atrevido y sí, moderno, muy interesante. Porque Miranda es diseñadora, pero también bloguera, de las buenas ojo, de las que no pierdes el tiempo leyéndola, y por supuesto DJ, actividad esta última al parecer obligatoria en los actuales círculos de supuesta vanguardia.
Y por último, Maria Eugenia Fernández de Castro, ex nuera de la duquesa de Alba y celebrity nacional, y su hija Brianda Fitz-James Stuart, diseñadora de ropa, ilustradora, Dj por supuesto, y republicana, dice ella, lo que le ha costado algún disgusto a su madre y de lo que seguro han hablado esta semana. Mucho más que un ‘it girl’, Brianda hace cosas bonitas, porque la ropa de La casita de Wendy o Planet Palmer es eso, bonita, como buenos son los libros que editó su padre para Siruela, y ahora para Atalanta, salvando las distancias por supuesto, pero es joven, tiene buena base, en la que su madre habrá influído, mucho que decir y una carrera prometedora. Eso si, pinchando música siempre que le dejen.
¡Buen fin de semana!