Barcelona es una de las mejores ciudades del Mediterráneo para disfrutar de un buen aperitivo. Hay bares y tabernas de todo tipo, pero nosotros nos vamos a fijar en aquellos que resisten al paso del tiempo y que hacen del vermú, un ritual.
En Sants
Bar Bodegueta Cal Pep
Se encuentra lejos de la playa, pero su oferta está repleta de tesoros marinos. Àngel, su propietario, se encarga personalmente de limpiar y preparar todo el producto, desde los caracoles de mar hasta los cangrejos, pasando por las navajas, los percebes, la mojama o los pimientos rellenos de anchoas. Todos ellos comparten protagonismo con su inmejorable Torta del Casar y su amplia variedad de vinos: vino rancio, vino seco, Moscatel, vino de Gandesa (Tarragona), etc.
c/ Canalejas, 12. Tel.: 93 339 30 37
En Poble Sec
La Tieta
Su pequeña barra de mármol presenta una enorme variedad de productos. Tienen un buen vermut casero, vinos de diferente denominación de origen y, como no, cerveza que tiran a la perfección. La comida nos reserva alguna que otra sorpresa, ya que la cre atividad bien entendida es una de las señas de identidad del establecimiento. Caldo con brocheta de cocido, caballa escabechada con cítricos, migas con sobrasada y brie… ¡un
placer para los sentidos!
c/ Blai, 1. Tel.: 600 742 532
Celler de Cal Marino
Nos quedamos en el mismo barrio pero ahora nos dirigimos a la calle Margarit. Allí se encuentra esta bodega que ocupa un antiguo taller mecánico. Quizá de ahí viene la pulsión por forrar las paredes, aunque en este caso, de vinos, cavas y cervezas de múltiples referencias. Hay algunas exquisiteces frías que
son imprescindibles, como la porchetta, la cecina o los quesos artesanos; pero sobretodo, no os perdáis sus croquetas.
c/ Margarit, 54. Tel.: 93 329 45 92
www.cellercalmarino.com
En Sant Antoni (Eixample)
La Bodega d’en Rafel
Es uno de los mejores establecimientos de la zona y uno de esos rincones que sigue siendo patrimonio de los vecinos. Bueno, de los vecinos y de sus propietarios, Rafel y Mari. Ambos son entrañables y francos, como su propuesta: vermut casero, vino de Batea y siempre a mano un buen cava para culminar el banquete matutino. Para desayunar y para picar: bacalao con sanfaina, empanadillas caseras, callos, sardinitas y una larga lista de conservas frías. Imprescindible.
c/ Manso, 52. Tel.: 93 442 56 24
En Gràcia
Vermuteria Lou
El nombre del local, que podría guardar relación con el de algún viejo roquero, responde aquí al de la dueña, Lourdes Branca. Es un bar pequeño, un tanto barroco, pero al fin y al cabo un oasis para el que prefiere la buena tapa y el marisco de Galicia. Déjese llevar por el aroma de sus caracoles, los callos o los montaditos de bacalao. No puede faltar el clásico surtido de berberechos, navajas, atún, almejas y mejllones.
c/ Escorial, 3. Tel.: 93 285 54 21
Palosanto
En el Gótico
Palosanto
Situado en la planta baja del Hotel Arai, en pleno Gótico, se encuentra Palosanto, un establecimiento con personalidad propia. Podría calificarse de ‘neotaberna’, puesto que su cocina realiza una revisión moderna y sincera de antiguas recetas y sofritos clásicos. Por ello se atreve con una ensaladilla rusa de verdad, unas croquetas o los huevos estrellados con Jamón Ibérico de Bellota. Por supuesto, no renuncia a los guiños más elaborados de su Tiradito de Corvina Salvaje con salsa de Ají Amarillo o la Tagliata de Picaña con setas de Shimeji. Como ejemplo de su apuesta por el producto: las Ostras Gouthier, los boquerones, las anchoas o el famoso Tomate ‘feo’ de Tudela. Por si fuera poco, Palosanto cuenta con un secreto escondido en su planta inferior: el
Kaki. Se trata de un espacio distinto que invita a la intimidad, el aperitivo al mediodía y a la copa por la noche. Con sesiones de DJ en directo y una carta de cócteles exquisita y más de 40 tipos distintos de vodka, se convierte en una opción ideal tras la cena.
c/ Avinyó, 30. Tel.: 93 412 71 98
Es increible ell bagaje cultural y gastronómico de Barcelona.Además de hoteles y ocio… una ciudad impresionante que nadie deberíiaa perder se… Yo atiendo un hotel en Cali pero conozco Barcelona y las estancias y servicios son “de otro mundo”