Paseamos por la calle llena de gente, algunos de ellos disfrutan de la mañana soleada que nos ha tocado, por fin, pensamos. Estamos bajando el tramo peatonal de Enric Granados de Barcelona camino al Hotel Granados 83. Allí, sentada en el patio del Restaurante 3, encontramos a Maruja Torres. Sonriente, primaveral, nos saluda muy amablemente mientras atiende a BTV. Es una entrevista para el programa de libros Qwerty en la que la periodista y escritora responde con comodidad, sin perder la sonrisa y su gracia características.
No es la primera vez que la vemos en uno de nuestros hoteles pero no podemos dejar de escuchar sus frases sentenciadoras y ya empezamos a tomar apuntes. Es inevitable encontrar titulares en casi todas sus frases. Nos fascina su optimismo hacia la vida y el futuro. Esperamos nuestro turno y por fin llega, Maruja Torres se levanta con un: “Qué, ¿empezamos?”.
La relación con Derby Hotels
Sabemos que has pasado temporadas en el Hotel Astoria, “es como mi casa”, responde antes de que pudiésemos decir nada más. Y es que, como ella, son muchos los escritores que pasan temporadas en hoteles, sobre todo, cuando escriben sus novelas. Nabokov residía en el Palace de Montreux, Thomas Wolfe le gustaba hospedarse en el Chelsea de Nueva York y hasta Agatha Christie dedicó páginas enteras a su Moana de Honolulu.
Maruja Torres es una gran amante de los hoteles pequeños y agradables. “Solo necesito unas fotos de un ser querido y libros para sentirme como en casa”, nos gusta imaginarla en la habitación del Hotel Astoria acompañada de su perro, Tonino. “Era el invitado de honor del Astoria”, explica. Y sin duda, ella lo está siendo para nosotros.
Una vida dedicada al periodismo
50 años en el mundo del periodismo, ¿cómo se llevan? Ríe y exclama: “¡con garbo!”. Han sido unos años que “han dado por mucho”, en los que esta periodista nacida en el Raval de Barcelona ha conseguido muchas cosas. “He aprendido a perder, a ganar y a apreciar”. Pensamos en todo lo que debe haber vivido, sus comienzos, sus épocas en Beirut…
Habla con nostalgia de la estabilidad que le dieron los años 80 y de todas las amistades que ha hecho durante este medio siglo dedicado a la comunicación. Ella las define como “amistades viajeras” y nos dice que si pudiese hacerlo, “viajaría por todo el mundo y tendría casa en cada sitio”. Lo mejor de todas estas amistades, para Maruja Torres, son los “grandes temas de conversación” que comparten. Le gusta “recordar momentos, divertirse, tomar el pelo a la gente y hacer planes”. Por el énfasis que le pone al contarlo, se nota que le gusta estar rodeada de sus amigos.
El cambio como motor de la sociedad
Se define como una mujer moderna y lo comprobamos cuando nos enseña todo lo que lleva en su bolsa: un ordenador, un ebook, un cable “por si necesito conectarme” y un cuaderno de notas. Además, su iphone está en la mesa. “Mi tiempo es siempre el presente”, nos dice. Está contenta de que el cambio exista y nos explica el camino desde el franquismo “vibrante”, la transición, la democracia, y los derechos gays y la ecología. “Todo esto ha pasado gracias al cambio”.
Se queda pensando durante unos segundos y dice: “pero la política, no se ha modernizado”. No podemos evitar sonreír delante de su expresión de frustración.
La escritora que lleva dentro
¿A qué hora empiezas a escribir? “A las 5h de la mañana”, sentencia. Nos sorprende la hora y le preguntamos por qué: “sólo tengo 4 horas”, dice, “a las 9h el mundo se levanta, la vida despierta”. Entonces, ese temprano despertar nos parece una razón idónea para empezar el día.
Descubrimos que a Maruja Torres le gusta escribir en los bares. Nos parecen sitios con mucho ruido y nuestra cara delata que necesitamos más explicación… “De pequeña, vivíamos toda mi familia en un piso del barrio del Raval. Mi intimidad la encontraba en los bares”. Todo cobra sentido con su explicación.
Seguimos hablando de su rutina literaria cuando nos dice que es “muy indisciplinada”. Su despertar se debate entre una buena ducha fría y un café doble. Se levanta y practica sus ejercicios de Pilates mientras recorre el pasillo de su casa “el Pilates es lo que me mantiene en pie”, dice. Es una mujer de “extremos”, así se define cuando nos cuenta que le encanta la comida del Empordà, las anchovas y la butifarra. “Pero también como ensaladas y pescado”, explica como disculpándose a sí misma.
Llegamos al final de la entrevista y preguntamos si Maruja Torres tiene miedo a alguna cuestión. “No tengo miedo a la verdad”, responde. Un final simple, claro y con fuerza, un resumen perfecto de nuestro encuentro con Maruja Torres.